lunes, 1 de junio de 2009

Como me salvó García Luna

Era febrero del 2003. Un día que iba camino a mi trabajo, en las inmediaciones del centro historico de Coyoacan, un coche me dió un cerrón y antes de darme cuenta tenía una pistola en la cabeza y al tiempo que me daban un fuerte golpe en la sien me dijeron en voz baja, entre dientes, "abres el hocico y te lleva la chingada".

Me subieron a una camioneta y empezo mi martirio y el de mi familia. Pasé los dos meses mas horribles de toda mi vida. Entre patadas, ratas, amenazas de muerte y de mutilación pasaron mis días y mis noches, todas igual de oscuras.
Perdí la noción del tiempo, solo sabía lo que escuchaba de conversaciones descuidadas. A partir de ellas supe que mi esposa no conseguía juntar el dinero y me moría de miedo cuando supe lo que pedían: no veía forma en la que pudiera conseguirlo. Era muchisimo mas de lo que valían todas nuestras cosas juntas, incluyendo casa, carro y muebles y todo. Me pareció que ese número era la marca de mi muerte y hubo veces en las que llegue a pedirles que me mataran, que dejaran de torturarnos a mi y a mi familia. Ellos solo soltaban fuertes carcajadas cuando me escuchaban y decían que si no sabía que mi vieja y mi hija estaban en Tlalpan y Sullivan completando el rescate. Mas temblaba cuando me decían que si faltaba algo, estaban tan buenas que a lo mejor ellos les daban algo. Me sentía morir.

Una noche, no se que hora era, pero un fuerte ruido me despertó junto con gritos de todos lados. Estaba muy asustado y no sabía que pasaba pero estaba claro que había problemas porque los gritos se acercaban cada vez mas a donde me tenían amarrado. Escuche que por el radio que tenían le avisaban al secuestrador que acaba de entrar al cuarto que "era los pinches AFIs" y que ya "había valido madre todo". El secustrador volteo en ese momento y con una cara de mucho coraje me dijo "a ti te van a encontrar muerto, pendejo" y levanto su pistola. No pude ni cerrar los ojos del miedo que tenía y solo encomendé mi familia a Dios y me despedí de ellos en mi mente porque estaba seguro que mi vida terminaba ahí mismo. La puerta botó con un fuerte golpe y una figura en uniforme entro como flecha y con pistola en mano, apuntando a la cabeza del secuestrador le grito a todo pulmón "Sueltala o te mueres!. Tienes dos segundos". El secuestrador dudo un instante y viendo la misma decisión que yo vi en los ojos del policía, soltó la pistola.

Días despues me enteré que ese policía era el jefe de todos y que su nombre era Genaro García Luna. Desde ese día, ese nombre es sagrado en mi familia.

1 comentario:

  1. Despues de leer pase media hora sin poder parar de llorar. Mi hijo tambien fue secuestrado y también fue García Luna quien lo rescató. En esa epoca el tenía solo 10 años. Boy a tratar de escribirlo aqui

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